Este libro nace como una antología de textos autobiográficos de su autor. Por una parte, se desarrollan con amplitud una serie de claves que han llevado a otros a considerar la propia existencia del que esto escribe como la de un proscrito. Y, a él mismo, a pensarse avergonzado por la tajadura radical de su ideario. La práctica de la escritura le condujo hacia la humildad y la búsqueda de iconos para dibujar la raya moral de sus acciones desde una primera juventud. Su relación con lo vasco ha sido determinante. Se ha limitado aquí a mostrar la naturaleza y causas de por qué miles de vascos no-nacionalistas hubieron de marcharse de su tierra por causas de intolerancia. En su faceta de escritor euscaldún ha sopesado el malintencionado mutismo por parte de los nacionalistas sobre su obra, pero también la crítica perversa que intenta liquidar su larga reflexión con los trazos gruesos y maliciosos del españolismo. Intenta descorrer también el telón sobre sus escritos eusquéricos por si la crítica desease investigarlos.
Enfrascado en la lectura y escritura, en medio de un apartamiento del mundanal ruido vinieron a visitarle las solicitaciones de la muerte y, contra todo pronóstico, hizo caso a sus familiares y amigos, que le exigían reñir batalla y rehacer su voluntad de existir. A día de hoy, todavía no recuperado el resuello, pero merced a esa voluntad de búsqueda del sentido de la vida, se muestra completamente curado de las repulsiones y persecuciones ideológicas.
¿Puede acaso el hilvanado de estas piezas mostrar una vida humana? Este libro lo intenta. Y además reflexiona sobre qué significa el hecho de haber vaciado la memoria de una vida ante los lectores. Las cuatro partes de este libro son muy próximas y constituyen, en todo caso, un ensayo de autobiografía.