A Francisco le volvió a pasar por la mente: "¿Hasta dónde llega lo de caballero?", y se fue a rondar por la cueva a ver si encontraba algo comenstible y evitar posibles tentaciones.
Carol se quedó a pelo. Retrocedió unos metros, corrió alcanzando velocidad y se dio un chapuzón casi en medio de la laguna, dejando que su cuerpo se hundiera todo lo que durara la inercia del lanzamiento. Luego empezó a nadar y abrió los ojos, y cuál no fue su sorpresa: aquello era de ensueño. Bajo tierra la laguna se extendía por todos lados en diversidad de cuevas. Miles de peces fosforescentes la contemplaban sorprendidos: ¿qué era aquello? En principio se quedaron estáticos, más luego les tentó la curiosidad y se fueron acercando a Carol tocándola con la nariz, haciéndole tanto cosquilleo por todo el cuerpo que no pudo abstenerse de reír y tragó agua. Se asustó y ascendió a la superficie"
"La serpiente completamente erguida, con la cabeza que le llegaba casi al techo de la cueva, había dejado a los dos en estado hipnótico y seguía con su silbido victorioso. De pronto dejó de silbar, perdió su rigidez y empezó a enroscarse alrededor de Carol, mas envolviéndola con suavidad y dulzura. Francisco, sin voz, no cesaba de gritar en su interior: "Carol, Carol! Cuando la serpiente tuvo a Carol bien abrazada, se la llevó hacia el fondo de la laguna."