La Eucaristía, dice el P. Casasnovas, es para todo cristiano de a pie la fuente de energía espiritual para hacer lo mismo que, en sus días, realizó Jesús de Nazaret sin ostentación ni vanagloria: "pasar por el mundo haciendo el bien". Sin cansancio, sin pedir recompensas, pero con la alegría de constatar que tu corazón se va pareciendo más al del Maestro.