En la misma semana en que fallece su padre, Ana es abandonada por su marido, Diego. Se encuentra de pronto con una situación a la que debe hacer frente, sola, sin fuerzas, sin rumbo y con mucho miedo, hasta el punto de bloquearse físicamente. Sin trabajo y con una hipoteca se ve obligada a enfrentarse a cosas que ni ella podía imaginar. La rutina del día a día y la enfermedad de su padre taparon muchos aspectos de una relación nada sana y aunque Ana trata de salvar su matrimonio, cada vez se hunde más mientras trata de comprender qué ha sucedido. Lejos de tirar la toalla, decide seguir adelante con su vida y se dispone a buscar trabajo mientras se busca a sí misma. Vende lo poco que tenía y decide empezar de cero en Cruzeiro do Sul, en el Amazonas, lugar que aporta a Ana el valor de lo auténtico. Allí deberá enfrentarse a problemas que la harán volver a España y comenzar de nuevo; pero esta vez Ana juega con una gran ventaja, pues ha aprendido a quererse y a valorarse y sabe que con valor y tenacidad puede superarse cualquier tipo de obstáculo.