El hermano de Zandro Brunellesci había muerto, ¿quién cuidaría ahora de su pequeño? El despiadado empresario no dudó ni un segundo que el niño debía ser criado como un Brunellesci... y por tanto había que alejarlo de Lia, a la que consideraba una madre poco recomendable. Lia no tardó en reclamar a hijo, pero Zandro se negaba a entregárselo porque no confiaba en ella. Aunque lo cierto era que aquella mujer parecía haber cambiado mucho... de hecho de pronto él mismo se sentía atraído por la que había sido amante de su hermano.