Este libro está concebido, de alguna manera, como continuación del anterior: Espiritualidad y fortaleza femenina. En aquel nos ocupaba especialmente desde qué parámetros y con qué instrumentos de la tradición espiritual judeocristiana, algunas mujeres habían hecho gala de una fortaleza, entendida también como resistencia, digna de elogio y casi inexplicable en situaciones muy difíciles. Asimismo nos servíamos críticamente, estudiábamos la ambigüedad posible de esta virtud de la fortaleza, de esa sabiduría, esa ciencia y ese profetismo para nuestra historia y vida contemporáneas.
Pues bien, el paso de aquél a este está relacionado con el camino que hay desde la resistencia al empoderamiento. No se trata sólo de resistir y no permitir que las relaciones de dominación puedan sino de poder definir, de crecer, de transformar, de cambiar, de liderar, de autonomía, de creencias nuevas, de cambio de conciencia, de apelar a una existencia verdaderamente viva.