¿En la prosperidad y en la adversidad?"Abandono". La palabra se le atragantaba a Isobel Blake. ¿Cómo se atrevía el marqués Constantin de Severino a acusarla de haberlo abandonado? Su boda había sido precipitada, pero la pérdida de su hija había destrozado a Isobel, que no había encontrado ningún apoyo en él. Después de haber reconstruido su vida, Isobel tenía que intentar valerse de su nueva seguridad en sí misma para enfrentarse a su poderoso esposo y divorciarse como iguales. Pero, al volver a ver a Constantin, la tentación de llevar de nuevo la alianza matrimonial fue insuperable. Isobel debía decidir, al tiempo que salían a la luz secretos largo tiempo ocultos, si Constantin seguía siendo suyo.