En la piel del verso, de Ana Mª Arroyo, viene a significar este recorrido que, en solitario y de manera única, emprende el poeta por los sinuosos senderos que transitan su geografía íntima. Infinitas veredas que, a modo de trazos hendidos -lo indeleble de la marca se afirma-, se esparcen sobre un paisaje indómito, abrupto, e ignoto.
Y es este recorrido, (o mejor, la experiencia que le ha granjeado su paso por estos vericuetos), a modo de escritura, lo que plasma en este poemario. Lejos de un ejercicio catártico, En la piel del verso pretende ser un alegato -su particular testimonio-, de la verdad que subyace en el sujeto: ausencia radical; y que escribir consiste, en parte, en un intento, fallido ya de antemano (se escribe lo que se pierde) de un reencuentro con lo que no está, con lo radicalmente ausente. Efectivamente, la poesía, como dice Mannoni -y la autora lo constata en este poemario-, no está en las palabras, sino en otra parte, a saber: de donde dimana la poesía.