Eliza Cummings había logrado liberarse del monstruo que la había aterrorizado cuando era adolescente. Nadie, ni siquiera las personas más cercanas, conocen sus secretos más oscuros. Años después, trabaja para Devereaux Security Services y dedica todo su tiempo a combatir aquello que estuvo a punto de destrozarla. Pero, ahora, el asesino anda suelto y que la atrape es solo cuestión de tiempo. Lo único que puede hacer es alejar al monstruo de la gente que ella ama.
Wade Sterling jamás deja que nadie se le acerque lo suficiente como para ver al hombre que se esconde tras su impenetrable máscara, pero hay una mujer que amenaza su férreo control. Recibió una bala que iba destinada a Eliza, pero no es la bala lo que le llega al corazón, es el valor de una mujer que antepone su vida a la de los demás.
Cuando Wade ve que está asustada, sabe que algo anda muy mal. De modo que, cuando Eliza intenta acabar con aquel monstruo, sus instintos más básicos salen a la superficie. Tal vez ella no lo sepa, pero le pertenece. Esta vez, Eliza no va a ser la protectora, sino la protegida. Y mientras a él le quede un último aliento nadie herirá a la mujer a la que ama.