La creía culpable de un delito... y aun así la deseaba más que a nada en el mundo El detective Bryce Collins iba a atrapar al culpable de haber vendido medicinas de manera ilegal... aunque todo indicara que la responsable no era otra que su novia del instituto, la doctora Mari Bingham. Aquella mujer ya le había roto el corazón una vez y Bryce no estaba dispuesto a permitir que lo hiciera de nuevo. Pero mientras la perseguía en busca de respuestas, se dio cuenta de que no estaba preparado para la ternura de sus besos, la emoción que reflejaban sus ojos o el efecto de su confesión. Porque si Mari estaba diciendo la verdad... significaba que nunca había dejado de amarlo.