La idea que subyace a este libro es que podemos comprender mejor muchos rasgos específicos de nuestra cultura, reconocibles en los tipos humanos más característicos de nuestro tiempo, si afrontamos el cambio cultural desde la perspectiva de las emociones en juego. No cabe duda de que uno de los aspectos más sobresalientes de nuestra vida social es el creciente protagonismo de las emociones, protagonismo que permite hablar, con sentido, de un cambio de régimen emocional, respecto a la modernidad temprana. ¿Cómo interpretar este incremento general del clima emocional? ¿En qué medida el estudio de las emociones nos permite apreciar mejor el cambio cultural experimentado por las sociedades occidentales?