Este poemario pretende ser un pequeño refugio donde poder cobijarse del mundo exterior, un bálsamo contra lo rutinario, pero sobre todo, una búsqueda constante a través de los espacios infinitos de la mente, de la noche, del corazón...
"Los versos de Miguel Ángel Rincón están llenos de besos, de desaparecidos, de autos de choque en las autopistas, de bares de neón a la manera de la otra sentimentalidad, y de otros muchos estímulos literarios en los que alienta su inequívoca condición de esponja que es capaz de convertir el eclecticismo en todo un estilo personal: un poeta es lo que percibe y este tiene abiertas todas las ventanas de su alma". - Juan José Téllez en el prólogo