No es tan sólo un nombre, recibido y transmitido por generaciones que lo acatan, vinculado al mando en el mar, esa noble e inalcanzable entelequia. Es, sobre todo, la reducción a una palabra del desorden provocado por la obediencia a una orden y la manifiesta rebeldía de una naturaleza que juega con su amo y acepta sus reglas pero en todo mopmento es capaz de enseñar sus dientes