Desde la desaparición de Eden, Ray no ha vuelto a ser el mismo y la sed de venganza es lo único que le motiva a seguir adelante. Encerrado en lo alto de la Torre, observa cómo la Ciudadela se desmorona mientras los rebeldes intentan controlar las revueltas internas y se preparan para el contraataque del ejército; su vista siempre fija en el horizonte. Mientras, el gobierno de Bloodworth ultima los detalles del plan que lleva gestándose desde hace años y en el que Dorian cumplirá un papel fundamental.