Las emocionantes estampas que componen El vas de plata rescatan de la memoria distintos momentos de la adolescencia de su protagonista, relatos conmovedores sobre la formación moral, sobre aquel «viaje a la singularidad que constituye toda adolescencia». La quietud y permanencia que destilan sus páginas, la sensación de que nos cuentan cosas «que han pasado y que están destinadas a seguir pasando», son uno de los mayores logros de un libro que ha retratado la adolescencia como pocos en nuestra reciente literatura.