En marzo de 1953 muere Stalin y, en los meses que siguen, millares de prisioneros regresan de los campos. Excepto Víktor. Kalia decide ir a Siberia a buscarlo. En su viaje descubrirá todo el horror de sus condiciones de vida y la instauración de una práctica particularmente perversa: el vals del gulag.
A través del destino roto de una familia corriente arrastrada por los meandros de la Historia, en la URSS de posguerra, Lapière y Pellejero nos ofrecen el retrato sensible y honesto de una mujer dispuesta a todo para recuperar a su marido.