Se presenta por primera vez en castellano una monografía dedicada al Tractatus de anima atribuido a Domingo Gundisalvo (s. XII). La obra reviste una importancia filosófica capital, perteneciente especialmente a la antropología y psicología metafísicas, discutiéndose en ella las cuestiones decisivas para la elaboración de una metafísica de la persona a partir del siglo XIII y recoge prácticamente todos los elementos del pensar medieval anterior, incluidas las especulaciones árabo-hebraicas. Cabe destacar que se halla en la obra una de las primeras demostraciones de la inmortalidad humana por medio del proceso cognoscitivo de la inteligencia entendida como luz. La edición crítica revisada que incluye los últimos manuscritos localizados y la traducción castellana ponen al alcance de los especialistas la base textual para una lectura acabada de la obra. Completa el libro un apéndice de frecuencias de términos, que constituye un instrumento preciso para la investigación de la terminología filosófica del autor.