Asomarse a la poesía de Miguel Méndez Camacho es abrir un amplio ventanal a una vocación creadora que nos ha dejado a los lectores una de las aventuras más originales y generosas de la poesía colombiana.
Es del hombre de donde zarpa la poesía de Miguel Méndez Camacho y llega al mismo hombre, a su corazón y sus recuerdos por caminos, a veces, insospechados. Nos otorga la posibilidad de conocer el asombro a través del alma humana, de ese hombre que se sabe fugaz, en contravía del tiempo. Consciente de que la vida es apenas una breve parada en las estaciones de la muerte.
Ha construido una obra honesta, rigurosa y personal. No le hace concesiones a los lugares comunes o a las figuras literarias gratuitas.
Y es que son muchas voces las que habitan la voz poética de Miguel Méndez Camacho: la del niño atónito, perplejo ante el mundo, la de cronista de su generación, la de amante, la del poeta que reflexiona sobre el oficio y las palabras.
La poesía de Miguel Méndez Camacho se lee en el siglo xxi como si hubiera sido escrita hace poco tiempo. Su vigor y frescura revela a los nuevos lectores muchas posibilidades para la emoción.
El poeta y editor Basilio Rodríguez Cañada, fiel a esa premisa de que cada generación debe traducir o reeditar a sus clásicos, ha querido rendir un homenaje a este poeta en la colección de poesía del sello editorial Pigmalión. En El tiempo como una canción el lector encontrará su poesía reunida y en ella descubrirá esos signos y claves de un mundo que se reinventa en la belleza y la palabra. Es un libro de reconocimiento homenajea con una obra que merece ser releída y compartida. Las generaciones que vienen merecen la lectura de esta poesía que pertenecerá siempre al porvenir y que será siempre contemporánea en todos los tiempos.