Argumento de El Terrorismo
Cuando el tema del terrorismo está sobre el tapete, al ciudadano le resulta difícil mantener la calma de la argumentación serena y ecuánime. La demonización o la apología a ultranza, según los casos, son los deltas en los que se suele desembocar a partir de consideraciones relativas a las experiencias vividas o a los reduccionismos más o menos interesados. En algunas ocasiones, las condenas más acerbas del terrorismo conviven con quienes amparan otros tipos de violencia aún más execrables. En otras, son una denuncia de la injusticia politizada que trunca tantas vidas inocentes. Su apología ocasional es legítima si se enfrenta a la opresión explícita o tácita, pero no está justificada cuando reivindica mediante la violencia intereses canalizables por medios de expresión democráticos. Disipar la niebla que oculta algunas distinciones conceptuales básicas en torno a la cuestión del terrorismo, es una condición previa para poder emitir un juicio evaluativo razonable sobre él. Resulta imprescindible aproximarse analíticamente a nociones como las de violencia política, institucionalizada y meramente delictiva. Es preciso considerar la noción de guerra justa, estudiar los distintos perfiles psicológicos del terrorista y sopesar las razones de unos y otros. La consideración de dos puntos de vista éticos antagónicos, el utilitarismo y el deontologismo, servirá para realizar la posterior catalogación ética de tales grupos. Todo ello con el fin de presentar una red de conceptos y argumentos que contribuyan a matizar el marco habitual de discusión.0