Argumento de El Tango del Paraíso
Encuadernación: Rústica con solapas
Colección: Narrativa ; 1266
Premio de Novela Breve Juan March Cencillo 2013
"Estoy acostumbrado a pelear con la piedra, peleas a muerte. O me mata, o la deshago a golpes. O la domo y ella, la piedra, hace lo que le mando. Por eso detesto las piedras blandas, no me vengan con alabastro, ni caliza. Granito, mármol. Y si no, madera. Me gusta la madera porque conserva el alma del árbol, yo me entiendo. Aunque también tiene sus mañas, se retoba, desvía los golpes, sorprende con vetas inesperadas. Se somete más fácil, pero le gusta jugar. Cuando veo el Balzac de Rodin, o el Pensador, o las tres sombras, o las figuras de mi maestro Bourdelle, el arquero, el centauro, o las de mi amigo Brancusi, pienso: si yo pudiera...Porque son hermosas, y fuertes, y la luz parece que canta al deslizarse por ellas. Pero hay algo en el metal, mientras se lo trabaja, que me rechaza. Yo necesito golpear, directamente. Lo mío surge cuando me enfrento con la piedra, o el tronco, y entonces sé lo que quiero hacer, se me representa lo que está ahí dentro, escondido. Lucho por encontrarlo. Me peleo con la materia, que no es inerte, todo lo contrario, hay que ver cómo se defiende, me desafía, me devuelve los golpes. Dije que la luz canta sobre las esculturas de metal. También canta en las mías, en la piedra, en la madera, un canto distinto. Un grito, más bien. Un grito que es su manera, mi manera de cantar."1