"Todos tus compañeros no tuvieron más huevos que saludar como vulgares mayordomos al generalísimo, con los brazos extendidos y pegados al cuerpo, inclinando levemente la cabeza. Sólo tú mantenías la mano derecha en el bolsillo. Igual que yo. Me temo que los dos íbamos armados. Tenías que matar a Franco. Y yo a ti si lo hacías. Era nuestro deber como soldados y amantes incompatibles."
"En la guerra no hay soldados ilesos". JOSÉ NAROSKY