El imperio televisivo guarda celosamente, como en los melodramas que produce, una serie de historias secretas de familia, de historias de brokers, de fraudes financieros a sus accionistas y de presiones políticas que ponen en evidencia el poder ilimitado de este monopolio. Es hora de que la opinión pública conozca estas historias.
El sexenio de Televisa es resultado de una investigación excepcional que documenta cómo el consorcio ha adquirido un enorme poder durante los gobiernos panistas; en particular, durante el mandato de Felipe Calderón. Con ello demuestra que, actualmente, esta empresa es un poder fáctico a plenitud, es decir, un poder real por encima de las leyes e instituciones del Estado mexicano. Un Estado dentro del Estado.
Jenaro Villamil va revelando, una a una, las historias no públicas, en varios casos auténticas conjuras que documentan la forma en que se ha conformado este poder desmedido, incontrolable, avasallante. Así, siendo "losdueños del circo político" en esta "república de pantalla", nos enteramos cómo sus principales ejecutivos, los "cuatro fantásticos", no sólo consiguen ingresos multimillonarios vendiendo, sin restricción alguna, espacios publicitarios a los partidos y a los gobiernos, sino que se dan el lujo de que se legisle a su favor y de que el control de las elecciones pase no por el Congreso sino a través del "canal de las estrellas".
Entre las múltiples historias secretas que aquí se cuentan, destacan: las oscuras maniobras en torno a la llamada Licitación 21; el papel que jugó el consorcio en la trama de los videoescándalos y la guerra sucia contra AMLO; la ambiciosa operación de cooptación y legitimación de Televisa conocida como Iniciativa México; los engaños y maquinaciones, auspiciados por el gobierno en turno, que permitieron a Emilio Azcárraga Jean el control accionario del consorcio; las tortuosas manipulaciones para dominar la televisión por cable; el melodrama de encuentros y desencuentros entre Televisa y Univisión; el uso de brokers para vender campañas de publicidad política a largo plazo, como la que hoy opera para llevar a Enrique Peña Nieto a la Presidencia en 2012, etcétera.
Ante tal exhibición de atrocidades, el autor se pregunta: ¿será cierto, como afirman los dueños del circo, que "los mexicanos tienen la televisión que se merecen"?