Argumento de El Sabor de Un Hombre
Tereza y José son dos extranjeros en Nueva York. Ella es una joven escritora polaca, y ha ido a estudiar literatura inglesa. Él, un antropólogo brasileño interesado en el canibalismo, prepara un trabajo sobre la experiencia de los jóvenes que sobrevivieron a un accidente de aviación en los Andes alimentándose con los cadáveres de sus compañeros. No tienen nada en común, excepto, quizá, su diferencia. Están solos en una ciudad y en una cultura que les es ajena, y hablan entre sí en una lengua que no les pertenece. Y la extrañeza de este idioma prestado, en el que ninguno de los dos tiene un pasado, una historia, los lleva a desconfiar de todo lenguaje que no sea el del cuerpo, los ritos silenciosos de un amor que no ignoran es temporal, transitorio José tiene mujer y un hijo en Brasil, Tereza un amante en Polonia y al que se entregan con una pasión sin reservas, atrincherados en un pequeño apartamento. Pero el amor puede ser también un «hambre divina», insaciable, y muy pronto Tereza descubrirá que jamás podría soportar la separación, que para ella es impensable que la vida de ambos continúe por caminos diferentes, más allá de ese presente extático, de ese goce absoluto que ya tiene los días contados. Y su muda, desesperada obsesión, la llevará a encontrar la manera de que José pueda ser suyo para siempre.1