Lina, de cuarenta y cuatro años, con dos hijos adultos y un matrimonio reducido a la condescendencia de su esposo, vive prisionera de los convencionalismos de principios del siglo xx a tal grado que su frustración e inconformidad con las limitaciones impuestas a su existencia son interpretadas como signos de alteración mental, lo que la llevará a ser recluida en recintos psiquiátricos, para vivir inmersa en una realidad alterada por el adormecimiento de las sustancias que la obligan a tomar, el encierro y los fantasmas del pasado. Celia es historiadora, tiene dos hijos adolescentes y un matrimonio estable aunque falto de emociones y sorpresas; busca retomar su actividad académica, a la que renunció por adoptar el papel de madre y ama de casa, y es que como mujer del siglo xxi hace malabares con los diferentes roles que le toca vivir. Unidas por la posesión de un objeto muy especial, Lina y Celia comparten un vínculo espiritual entre épocas, que terminará por revelar un oscuro secreto y reunirlas. Un entrañable fresco sobre dos mujeres alejadas por el tiempo, pero cercanas en los anhelos, dilemas y reivindicaciones de la condición femenina en dos siglos de la historia de México.