Enrique Lafourcade presidió el Jurado que le otorgó el Primer Premio en Novela del Concurso Gabriela Mistral 2004, de la Ilustre Municipalidad de Santiago, al libro que usted tiene en sus manos. Esa es una garantía mayor de lo que yo pueda decir. Me interesa, eso sí, decirles que para mí es importante que, autodidactas como Mario Silva -que están en la línea de un Panit Istarti o de un Petre Bellú y tantos otros-, que escriben sin haber tenido más universidad que la calle, sean leídos. Es curioso pero la calle nos enseña una cosa que es muy difícil de adquirir, y que mucha gente instruida desconoce: la capacidad de sentir piedad. Y la piedad es parte fundamental de la materia prima de los buenos escritores.