Este libro clama por la defensa de la naturaleza amenazada por los efectos del desarrollo industrial y urbano desordenado y llama la atención sobre la necesidad de mantener el equilibrio ecológico de nuestro planeta.
De niño, desde la ventana de su habitación, el autor observaba el atractivo curso de un río a través del follaje de los árboles, preguntándose tristemente porque sus aguas no corrían claras. Así nació la novela, y sus protagonistas, una familia de castores, buscan las causas de la muerte de las especies animales y vegetales que viven en el curso alto del Tajo. Moi, el pequeño castor, emprende una singular lucha por la supervivencia frente a los efectos nocivos de la contaminación.
Fernando Martínez Gil apuesta por una filosofía de la vida más generosa y respetuosa de la naturaleza en nuestro planeta.