Ryan Devaney había sido abandonado por sus padres y separado de sus hermanos en la infancia, por eso no permitía que nadie se acercara a él. Hasta que un día, la vivaz Maggie O'Brien entró en su pub irlandés y declaró la guerra a la muralla de hielo que rodeaba su corazón. Ryan decía que no creía en el amor, pero la ternura y la sonrisa de la bella pelirroja templó su espíritu helado y despertó sueños olvidados? como el deseo de buscar a los hermanos que había perdido. Maggie lo había retado, ¿se atrevería él a creer que existían los finales felices?