La dicotomía entre la persona y el psicoterapeuta se diluye mostrando que en el oficio psicoterapéutico lo personal anida en el núcleo de lo profesional. El psicoterapeuta es ante todo persona: un ser humano disponible y abierto al encuentro único, singular e irrepetible con otro ser humano. Este libro se puede leer de manera aislada o también como la continuación de los anteriores, Diario clínicoy Psicoterapia relacional y crianza respetuosa, una trilogía alejada de lo académico, centrada en la experiencia más íntima de la vida profesional