El profesor es una novela fetichista y siniestra. Según recoge Freud, lo familiar y lo siniestro van unidos de la mano, siendo temas siniestros el otro yo, el desdoblamiento de la personali- dad, la mirada ante el espejo, los complejos infantiles, el descubri- miento de la genitalidad, lo íntimo reprimido que sale a flote, lo que parece ser y no es, lo que parece no ser y es; así como lo nefasto, lo in- eludible o el mal de ojo. El profesor, otrora un afamado pianista, decide apartarse de su acti- vidad como concertista tras sufrir una grave crisis. Desterrados los conciertos y los concursos, comprende la docencia como un mal menor para subsistir. Tal ruptura le hace verse desligado de su nom- bre, como si el profesor y éste fueran dos entes independientes. Aque- jado de un trastorno obsesivo-compulsivo, entiende su vida como una concatenación de rituales como acumular en su despensa cientos de barras de pan que no consume o no abandonar nunca un muy redu- cido número de calles. Su predecible vida se verá alterada por una re- lación de tabú con una de sus alumnas y el reencuentro con un extraño amigo de la infancia. Cuando algo que debería permanecer oculto se revela, se precipita fatalmente la carga dramática.