El principio del fin plantea un recorrido por ese cine japonés de la última década que tiene lo mismo de insólito que de referencial. En sus páginas se localiza, se atrapa y se reconstruye la anarquía controlada y el culto a los géneros de Takashi Miike, el ciberpunk decadente de Shinya Tsukamoto, la prestigiosa introspección de Hirokazu Koreeda, la belleza cruda y el discurso violento de Takeshi Gitano, la cadencia neoclásica que Kiyoshi Kurosawa se empeña en quebrar, las voces posmodernas de Shunji Iwai o de Sabu y las tendencias del anime como síntoma definitivo de lo futurible aquí y ahora.
El principio del fin es, en definitiva, contextualización y retrato de un saludable tsunami
Cinematográfico que no atiende a epígrafes.