Más allá de actualizar la primera versión de este trabajo, la redacción de una segunda edición también ha permitido, como suele ser habitual, revisar o matizar algunos extremos de la primera que, por alguna circunstancia, resultan incompletos a los ojos de su autor. En este caso, el hecho de haber trabajado como Letrado al servicio del Tribunal Constitucional entre los años 2005 y 2010 me ha permitido ser testigo privilegiado de las formas de trabajo de este órgano constitucional y, en definitiva, del funcionamiento real de la jurisdicción constitucional. Desde esta perspectiva, la primera edición no tuvo suficientemente en cuenta que las sentencias constitucionales no son construcciones dogmáticas o trabajos académicos, sino resoluciones jurisdiccionales que dan respuesta a procesos concretos, rodeados de circunstancias particulares. El paso por el Tribunal Constitucional también me ha llevado a tener más en cuenta la carga de trabajo del Tribunal, así como las consecuencias de una determinada forma de trabajar en el rigor dogmático y la coherencia interna de sus resoluciones.