Una tarde, a Rikki le toca hacer de canguro de Elliot, el hermano pequeño de Emma, y lo acompaña de mala gana a la playa para practicar surf. A pesar de que Rikki, para no convertirse en sirena delante de toda la gente de la playa, tiene mucho cuidado en mantenerse seca en la arena mientras el chico está en el agua, Elliot se mete en líos y la chica no tiene otra opción: saltar al mar para salvarle. Este hecho tiene un extraño efecto sobre Elliot, que empieza a encapricharse de Rikki, algo que a ella no le hará ninguna gracia.