El precio de la corrupción es una novela con mensaje, un mensaje de repulsa contra esta práctica inicua e inmoral que es la corrupción, una lacra social que aún subsiste como un estigma pertinaz, con renovados y sofisticados métodos.
Hijo de una familia obrera del barrio del Raval, Javier tuvo siempre muy claro que no quería vivir el destino gris y sórdido de sus padres. La España del franquismo tardío, con una sociedad empapada de corrupción, fue terreno abonado para un hombre como él, trepa, misógino y falto de escrúpulos, cargado de ambición y dispuesto a todo para conseguir hacer fortuna.
Algunos personajes de esta novela, como Anselmo (el operario del gas, machista y franquista a ultranza, combatiente en la Guerra Civil) o el propio Javier, fueron conocidos por el autor, y aparecen obviamente con nombres supuestos. Y, a su vez, otros personajes proceden de fuentes recogidas no hace mucho tiempo (especialmente Luci, fiel esposa heredera de un imperio inmobiliario, y Ester, la astuta directiva y amante), que le informaron de los hechos de este relato, acaecidos en aquellos años grises e injustos.
El precio de la corrupción es la historia del ascenso meteórico y posterior caída de Javier, pero también es la crónica de una época no tan lejana. Una época desgraciadamente no tan distinta a la que vivimos hoy en día, al menos en lo que a la terrible lacra de la corrupción se refiere.