Encender una vela significa algo más que dar un poco de luz a nuestra seguridad personal, encender una vela es todo un ritual que nos acerca a los dioses. Utilizar el fuego y las velas en un sentido mágico implica el conocimiento y dominio de los elementos que los componen, y nada tiene que ver con la fatalidad y el destino que tiene asignado el hombre. En el caso de las velas, se tira del hilo sutil de la luz, de la iluminación, del fuego espiritual que consume la materia obstructora... para montar un altar propicio son necesarios: una mesa, preferentemente de madera; un candelabro, preferentemente de barro; un platillo con tierra o sal; un vasito con agua; un perfume, una planta, una flor o incienso; un símbolo o una imagen; y, por supuesto, la vela. Y ya estamos listos para abrirnos paso y encender esa vela capaz de guiarnos en la noche más oscura y dar sentido a nuestra vida y al mundo.