Tras un examen comparativo de las principales versiones de Sir 51,1-12, se propone un texto hebreo que, a nuestro juicio, es el más cercano al original que escribió Ben Sira. El estudio de esta composición, situada al final del Sirácida, revela que se trata de un bello salmo de acción de gracias. En su libro, Ben Sira ha enseñado a sus alumnos que sólo mediante la prueba se adquiere el estatus de sabio y cómo el recurso a la oración se hace indispensable para adquirir la verdadera sabiduría. El sabio de Jerusalén ilustra el final de su obra con una experiencia personal que resume toda su enseñanza: la oración es poderosa, ya que te recuerda que Dios camina a tu lado. Llama la atención que, ya en el siglo II a.C., un judío suplicara a Dios con las siguientes palabras: ?Tú eres mi padre... no me abandones en el día de la angustia? (Sir 51,10).