Argumento de El Pasado de lo Nuestro y lo Otro. Relatos Pornográficos Imaginarios
Continuando cruzando y descruzando sus preciosas piernas, me mostraba una caprichosa sonrisa como siempre que necesitaba de mis caricias morbosas y lujuriosas, moví la silla de ruedas para acercarme hasta que mis manos se posaron sobre sus preciosos muslos que desnudaba su reducido vestido, después de convencerme que separaba gradualmente las piernas para permitirme una caricia mucho más satisfactoria, sobre la minúscula braguita, le acariciaba esta parte que cubría el vello de su sexo como tantas otras veces que necesitaba que mis dedos masturbatorios le provocaran un caudaloso y satisfactorio orgasmo, moviéndolos en círculo, necesitó ahogar un suspiro y un sollozo de satisfacción bien conocido a mis 70 años.1