El testimonio ahonda en unas coordenadas de comprensión de la realidad y en unos parámetros de interpretación de lo existente, según los cuales todo se valora y se mide desde la Vida encontrada y vivenciada. Por eso el autor habla desde el País de la Vida, desde una experiencia de plenitud y de felicidad, en la que nada acaba ni mengua y todo crece.
A partir de la experiencia sentida, el autor se ve reflejado en el salmo 114,9: Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida