Argumento de El Oro de los Visigodos
En el año 1957, durante la realización de unas obras de canalización de la tubería del agua cerca del Asilo de Ancianos de la ciudad de Toledo, se encontró un tesorillo integrado por ocho monedas de oro de los reinados de Ervigio, Egica y Wittiza, así como una barrita de plata fragmentada en dos partes. Mucho tiempo después, en el amplio yacimiento conocido como Vega Baja se recuperó un segundo tesoro de treinta monedas de oro correspondiente a los reinados de Sisebuto, Suinthila, Sisenando y Chintila. A ellos se han unido cuatro hallazgos aislados correspondientes a sendas monedas de Leovigildo, Suinthila, Tulga y Ervigio, lo que confiere a la Vega Baja una relevancia excepcional dentro del panorama de la numismática visigoda, y pone de manifiesto el gran potencial arqueológico que encierra.
La importancia de estos hallazgos radica en la escasez de monedas visigodas localizadas en el territorio nacional, y especialmente en la rareza de que estos hallazgos se produzcan en el contexto de una excavación arqueológica programada. La amplia representación de reinados permite trazar una evolución de la moneda desde las primeras acuñaciones de Leovigildo, hasta los momentos finales de la monarquía visigoda. Del mismo modo, la mayor parte de las provincias visigodas (Lusitania, Carthaginensis, Bética, Tarraconensis y Gallecia) están representadas en los tesoros citados y permiten una comparativa entre las cecas de las diferentes provincias. En suma, estamos ante un documento de primer orden que arroja luz sobre la poco conocida cultura visigoda y su capital Toleto.0