El hijo único del presidente de Estados Unidos ha sido secuestrado. El FBI, la CIA y Scotland Yard intervienen con todos sus medios para descubrir a los secuestradores, pero es Quinn, el negociador, quien logra ponerse en contacto con ellos y cerrar un trato. Sin embargo, fracasa trágicamente y se desencadena una persecución encarnizada en pos de atrapar a los culpables.