Como fotos de un viejo álbum, la protagonista va ordenando las imágenes de su infancia, de su familia, de las amigas que dejó atrás, de su debilidad ante los encantos de un joven gigoló portugués. Poco a poco, se dibuja un mosaico en el que tienen cabida la historia y la añoranza del hogar, la fantasía y el arte.
Dubravka Ugresic vive en el exilio desde 1993. La nostalgia por un país y una vida arrebatados por la guerra se entremezclan de manera vibrante con el retrato de la soledad del exiliado. Una novela intensa, escrita con emoción contenida y un estilo magnético, que nos adentra en la magia de la vida cotidiana.