A partir del reparto demográfico actual, con el 84% de la población mundial viviendo en Países de Ingreso Medio y Bajo (PIMB), de las actuales tendencias económicas convergentes entre (PIMB) y Países de Alto Ingreso (PAI) favorables a los PIMB en el periodo 1990-2016 podría deducirse que, cuando ese proceso convergente haya progresado suficientemente quizá en unas tres décadas más un gran cambio político le seguirá, induciendo reorganizaciones políticas internas y externas. Esto quiere decir que, cuando el PIB de China (medido a tipos de cambio) rebase al de EE.UU., y el de India sobrepase sobradamente a los de Francia y el RU, mientras los PIB de estos últimos decaigan significativamente en su importancia (relativa) global, la deficiente gobernación global y las instituciones globales del mundo tendrán que reorganizarse y adaptarse al cambio económico ocurrido. Si, contrariamente, no se realizaran tales cambios, esas instituciones multilaterales se degradarán, entrarán en procesos de bifurcación, o simplemente desaparecerán al no representar ya a las mayorías demográficas, económicas y políticas del momento, como ocurrió con la Sociedad de Naciones comandada básicamente por Francia y el RU, países ganadores de la Primera Guerra Mundial en la primera mitad del siglo XX.
Aún más, en la medida en que, racionalmente, y en función de las necesidades globales sentidas, hoy ya acuciantes cambio climático, inseguridad humana, gap económico internacional de rentas per cápita, ausencia de regulaciones económicas globales indispensables, etc. una gobernación global mucho más eficiente que la actual obtenga el respaldo de una mayoría progresivamente creciente de la Sociedad Global, la aparición de una nueva ONU democrática resultará automática.