Cuando Margarita llega a casa de sus primos, les contagia su fascinación por las hadas. Menos a David, que está convencido de que las hadas no existen. Además, tantas hadas empiezan a ponerle nervioso. Ante la visita de la nieta de una vecina, David se pone de muy mal humor. Sin embargo, quizá las cosas no sean como espera.