Argumento de El Monje y la Hijoa del Verdugo
Señor, Salvador de mi alma, ¿a dónde me has conducido? Aquí estoy, en la torre de los condenados, asesino convicto, y mañana, al amanecer, ¡me llevarán a la horca y seré colgado! Pues quien dé muerte a un semejante debe ser muerto; ésta es la ley de Dios y del hombre.1