Cada uno de sus relatos nos lleva por ignorados parajes que están fuera de la realidad y dentro de nosotros mismos. La inquietante extrañeza que Daniel Moyano señaló como característica esencial de la narrativa de Norberto Luis Romero, se acentúa, si cabe, en los relatos de este libro. Pocas veces un escritor ha conseguido crear con tan limpia y escueta escritura una atmósfera más cargada de desasosiego, sensualidad y misterio.
Desplaza los límites de la realidad cotidiana hacia espacios más oscuros y asfixiantes donde un fatalismo casi espectral parece impulsar las acciones de sus protagonistas. Se traslada así el sentido inicial de lo aparente hacia infiernos del alma donde el primer enemigo es uno mismo, esa galería de fantasmas que llevamos todos dentro y que encuentra los más asombrosos modos de manifestarse al exterior, a ese otro espacio que el autor llama lado diáfano de la vigilia y que, no por tal, está libre de sufrir un brusco giro.
Es sin duda, uno de los más brillantes escritores de relatos breves que ha dado la lengua española en los últimos tiempos, heredero de la tradición de Cortázar y Borges, poseedor de un universo exclusivo de obsesiones con una densidad de estilo que atrapa de inmediato al lector, condensado en joyas del género como son Diario del taxidermista, Ritual de los espías, La captura y muchas otras de las narraciones que contienen sus tres libros de cuentos.
Norberto Luís Romero ahonda en los abismos más tétricos y oscuros del ser humano y se confirma como uno de los más inquietantes escritores de ficción vivos de nuestro país.