Cuando mi madre se alejaba en su coche me dio una sensación rarísima en la barriga, pero es que nunca me había sentido tan sola. Aunque me duró poco, porque enseguida acudió Bea al rescate. Y luego también se apuntó Berto. Y los tres juntos empezamos a meternos en líos, como aquella vez que nos empeñamos en demostrar que unos traficantes de drogas operaban desde nuestro colegio.
Aquí os lo explico todo, y ya veréis como no resultó nada sencillo, porque los adultos suelen pensar que los adolescentes tenemos algún tornillo flojo.
Menos mal que nosotros contamos con Arlenne, el fantasma de una alumna que lleva encerrada en Las Camelias desde 1977. Tiene nuestra edad y muy mala memoria, y siempre que puede se viene con nosotros. No sé cómo habríamos salido de esta sin su ayuda.
La escritora de este libro es la autora ganadora del Premio Edebé de Literatura Juvenil en 2011 y finalista en dos ocasiones del Minotauro de Literatura Fantástica