Para darle una buena lección, Martina, la mujer de un leñador vago y demasiado aficionado a la bebida, convence a los enviados de un noble de que su marido es el único médico capaz de sanar a su hija Lucinda. El problema es que es un hombre algo estrafalario, que seguramente negará ser médico. El truco para que desempeñe su profesión consiste en darle unos buenos palos.
Pero ¿cuántos palos serán necesarios para que el leñador sane a la joven Lucinda?