Desde el momento en que la vio entrar con su abrigo rojo en el colmado del barrio polaco de Baltimore, él se quedó fascinado. Y antes de que terminara la guerra, se casaron apresuradamente.
Pero Pauline -atolondrada, impulsiva y pasional- y Michael -sensato, impasible y práctico- quizá no estaba hechos el uno para el otro. Y lo que con veinte años parecía fácil se hizo más complicado algún tiempo y tres hijos más tarde...