Argumento de El Libro del Convaleciente: Inyecciones de Alegría para Hospitales y Sanatorios
Encuadernación: Rústica
En plena guerra civil española y durante una corta estancia en Buenos Airesotoño de 1937 se me ocurrió componer un tomo dedicado a los convalecientes de la lucha, que poblaban Hospitales y Sanatorios, con la recopilación de un centenar de antiguos trabajos cortos, publicados, al comienzo de mis actividades literarias, en diversas revistas semanales, hoy desaparecidas.
Mi propósito era, nada más y nada menos, que el de procurar a los convalecientes de las trincheras una lectura divertida, ligera y un poco pueril, como debe ser la lectura de todo convaleciente, de ilación sencillísima para no precisar de ellos excesiva atención, y a un tiempo extensa y breve para que les durase el mayor tiempo posible y pudieran abandonarla a la primer fatiga: lectura que les hiciera olvidar por momentos, ya que no aquellos padecimientos que no se olvidan nunca, sí las tediosas horas de encierro en el Hospital o en el Sanatorio, que son secuela inevitable e insoportable de la herida recibida o de la enfermedad contraída en el campo.1