Éste es un libro descarnado. En estas historias breves, contadas mediante un lenguaje llano, aparecen infantes marcados por la injusticia, atenazados por contextos hostiles en el hogar, la escuela y la sociedad donde les tocó nacer. En ellas se capta el flujo de pensamiento y la palabra perpìcaz, pero inocente, de esos niños y adolescentes que no les queda otra alternativa que soportar el peso del SIDA, las guerras, familias disfuncionales y una educación sexual deficiente, o que sienten sobre sus conciencias en formación el dolor de un trato discriminatorio. Son esos pequeños los que piden que los comprendan, porque como dice una de las voces infantiles de uno de los cuentos: ?Ahora mami no habla mucho, no quiere contarme. No se da cuenta de que también los niños sabemos; no como los adultos, pero sabemos?.