Argumento de El Libro de las Voces y los Ecos
Encuadernación: Rústica
Colección: Nueva Alianza
Me encantan los diccionarios. No digo que los coleccione, pero confieso que junto a mi mesa de trabajo, al alcance de la mano, tengo al menos trece.
Quienes me conocen están cansados de oírme decir que la primera obligación de toda persona formada es consultar constantemente el diccionario.
Con tales antecedentes, a nadie le resultaría extraño que un día me pusiera a escribir mi propio diccionario.
A estas alturas, las palabras reunidas al ritmo de la vida suman, en opinión del editor, la cantidad suficiente para desordenarlas colocándolas por orden alfabético ?que es un desorden vital?, encolarlas bien, bautizarlas con un título y esperar a ver qué pasa. Aunque supongo que no pasará nada.
Un consejo final: no hay que desvelar muchas palabras al mismo tiempo. Las palabras, como los niños, tienen mal despertar si no se hace poco a poco, suavemente, con ternura».1